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12 de diciembre de 2025

lp--La luna nueva--ic


La luna ha finalizado su turno de noche y ahora se muestra nueva y relajada.

Templada y cálida. Satisfecha.

La puta más bella del Sistema Solar.

Una sonrisa de amante en el azul. Una sonrisa a nadie...

Coqueta se deja bañar por el sol y templa las pasiones nocturnas.

La luna es como ella, la que me esclaviza con amor y deseo, con ternura y determinación. Con pasión inmisericorde me monta con los cuatro labios húmedos y los pezones empapados de mi baba animal, de amor sin cerebro. De ansia sin control.

Debe sentirse la luna cansada de las frías noches que la desnudan en su brillo metálico ante los ojos que habitan el planeta: lunáticos, trágicos, románticos, asesinos, licántropos, vampiros, astrónomos, brujos y depresivos. De vez en cuando un solitario anodino que no piensa en sus misterios, sino en su sencillez, en su belleza sin más.

Un cojo dolorido que al admirarla, piensa que al final vale la pena vivir un poco más.

Es un movimiento planetario precioso cuando surge de día.

Cuando ella se derrumba convulsa por el placer sobre mi pecho y su cabello en mi rostro.

Inspira ternura y paz verla de día, apareciendo sin ser necesario.

Porque las noches son duras y solitarias y podría no salir.

Ojalá que nunca lo haga.

El amor nocturno es de luz gélida y sombras misteriosas. Pasión en penumbra, acechante... 

De día el amor nuevo es una sonrisa, un te quiero sereno antes de separarnos para trabajar. Un beso tan cálido que borra los malos augurios e incertidumbres del día.

Te engaña tiernamente... No puede hacer daño.

Si de noche la deseas y la follas con un amor desatado, salvaje y ávido; de día le tomas la mano y paseas con ella y no quieres más que seguir escuchándola, sintiéndola táctil. Compartiendo el aire en el mismo momento.

Es como follarle el alma...

La luna es como ella. Una ternura y un amor sencillo y sereno. Y al despertar compartimos café y tabaco y unas sonrisas satisfechas, algún gruñido porque la vida es muy puta; pero lo más hermoso es ese silencio amable que no estropea los sonidos del amanecer y su mar.

Yo no soy una luna, no sé cómo un ser menor como yo ha tenido el privilegio de ser parte de sus lunas llenas y nuevas.

No puedo evitar que me preocupe que un día mi amor de lunas se dé cuenta de que no soy suficiente, de que no soy nada.

No soy nadie.

Sólo un microbio bajo la tierna presencia de la luna nueva, tan inaccesible y tan letal.

Tan presumida y provocadoramente indiferente a quién vive y muere.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

2 de diciembre de 2025

lp--Mi muerte y mi caos--ic


No quisiera echar de menos una vez muerto mi caos silencioso e íntimo.

La muerte es la extinción de la conciencia.

Nadie flota, nadie trasciende. Nadie se comunica o manifiesta.

Es la gracia de los muertos.

Me irritan los que dicen estúpida e infantilmente que tras la muerte hay otra vida. Sería insufrible ser conciencia sin poder volver a mi táctil caos de soledad, letras, café, tabaco y pensamientos intangibles; pero ante todo, no volver a decirle cosas y acariciar a mi compañero Murf que añade una paz y belleza de nata montada a mi íntima existencia.

Es un merengue de silenciosa ternura y analítica mirada.

Odio que alguien adultere la muerte adaptándola a su cobardía innata. Es tan precisa y clara a pesar de la oscuridad que trae...

Cuando algo es sencillo y natural surgen pervertidos y cobardes arribistas que lo corrompen.

No quiero que hagan eso con la muerte, no con la mía.

Puercos... 

Y quiero morir antes que Murf, me niego a ver a otro ser amado pudrirse mientras aún respiro.

Quiero salir el primero de aquí y ahorrarme las desgarradoras tristezas que añadirán al acto de morir desolación en lugar de paz.

Así será cuando ocurra: en la foto él mirando una mesa vacía y el café por acabar.

Mejor él en la foto que yo.

Memento mori...

Y que muera la conciencia de una vez por todas, sin más tristezas.

Que morir no sea un llanto de tristeza, sólo de dolor y miedo.

Los míos.


Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

29 de noviembre de 2025

lp--Una mezquindad fascinante--ic


No deja de fascinarme por lo grotesco la facilidad e incluso naturalidad con las que la sociedad global asume la cobardía, indolencia y dependencia cultural y emocional del estado como sus más elevadas virtudes.

Es mayestática la ceguera hacia su elaborada mezquindad, que les cubre el rostro cobarde con un obsceno velo de pretendida beatitud. No la ven, son incapaces de verse mezquinos, miserables... Se tienen por seres celestiales.

Y monumentales son las impunes y corruptas ambición, codicia y maldad de sus líderes político-sectarios votados con festividad y “democracia”. Rastreramente obedecidos y aplaudidos por quienes lucen con orgullo “cívico democrático” sus ceñidos collares de castigo y atados corto. Respirando penosamente depositan sus papeletas inservibles con temblorosa mano e indigna esperanza pueril en urnas de atrezo.

Nunca como en el siglo XXI el ser humano ha sido tan ofensivo y denigrante para la inteligencia y la dignidad de especie.

Tan tecnológicos y mayoritariamente alfabetizados, los actuales especímenes de animales humanos de las sociedades consumistas obedecen y creen a sus mesías políticos como aquellos palurdos que aplaudían en las plazas las torturas y muertes de las “brujas” unos pocos de siglos atrás.



Iconoclasta

15 de noviembre de 2025

lp--¡Hijo de puta!--ic

 


(Un puto drama)


Nunca entenderé el sentimiento de esos muchos palurdos que se sienten ofendidos cuando se les llama hijos de puta.

Padecen la absurda demencia de que su madre es la más put... pura del planeta. Y claro, se me ponen histéricos como mujerzuelas victorianas.

No entiendo cómo algo tan extendido y frecuente hasta el adocenamiento puede causar ese desasosiego e histrionismo del honor y el amor de madre en el susceptible palurdo.

Mi abuela materna era puta en Barcelona y fumo igual, como fumaba a los doce años cuando aún no sabía lo guarra que era.

Cuando a los trece me enteré por una conversación jugosa, morbosa y acalorada entre mis padres; más que sentir rechazo o angustia, me comía la curiosidad por saber cuánto cobraba para pedirle a mi padre una paga semanal adecuada a mis necesidades.

Me estaba saliendo una gran mata de pelo en los huevos y tenía ciertas urgencias; las habituales en todo macho en evolución.

Quiero decir, que lo mismo hubiera ocurrido en mi percepción de la vida si la puta hubiera sido mi madre: nada. No hubiera cambiado por ello mi marca de tabaco habitual.

La primera muestra de inmadurez mental e ingenuidad es hacer de la propia madre una virgen maría, como aquella de la mitología cristiana.

Como si se les cerrara el coño tras haber parido.

Estos hijoputas susceptibles...



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


11 de noviembre de 2025

lp--Si no puedes vivir--ic


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Ahí reside el valor de los hastiados que se rebelan.

Con su desprecio a la muerte lo consideran todo perdido y actúan en consecuencia.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Un nicho de hormigón donde las señales de prohibición, dirección y obligatoriedad marcan y acotan una vida indigna y fallida desde el nacimiento en cautividad.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Ni siquiera te permiten acceder a la naturaleza más que unos regulados minutos al mes.

Sólo los asqueados con su desprecio a una vida fallida pueden ejercer la violencia contra los esclavistas, el estado/dios y sus sórdidos, sucios y opacos horizontes que pudren toda ilusión, incluso las neuronas.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

La tribu de los que genéticamente nacen amaestrados, mansos y son inmunes al hastío existencial. Son mayoría y votan también mayoritariamente a la mierda y sus corruptos esclavismos decretados y personificados en sus líderes, sacerdotes y dioses.

Lo malo no es que esté todo roto o mal hecho.

Lo horrible es que está podrido y el hedor infecta el pensamiento, la vida misma.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Nacer en cautividad ha resultado ser una pútrida vida de horizontes de cemento, mierda y asfalto.

Bajo mis pies fluyen miles de metros cúbicos de excrementos cautivos.

Y con ellos el cadáver de la dignidad humana.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

A quien madruga toda una jornada inacabable le espera.

No hay ayuda alguna de un dios maricón, obsceno y cabrón. Un monigote mal dibujado por un hechicero que generó los patriarcas, emperadores, reyes, presidentes y ministros. Y la esclavitud que atenaza y pudre los genitales que, concebirán más esclavos para ese puto dios.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Lo que mal nace pronto se descompone. Desde primera hora de la jornada de prisión, esclavitud y humillación.

Unos cochinos cobardes sellaron un pacto social que hoy me pudre la vida en las venas.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Desear la muerte de quien se odia es privilegio y placentero sueño.

Una actitud de dignidad humana.

Esperar e imaginar que ese puerco que anida en el estado/dios como un hongo de la mugre muera, le da un aliciente añadido a la vida.

Una de esas emociones primigenias que nada ni nadie podrá reprimir.

Porque además, son íntimas, secretas. Siempre que seas astuto.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Cuanto más tiempo se odia, más probabilidades hay de que por fin se desate la liberadora violencia. Un acto maravilloso, obra cumbre de la libertad y dignidad de todo humano.

Todo son ventajas y satisfacciones íntimas con el odio.

No como en el amor que es todo tristeza, depresión y drama entre episodios neuróticos de besos babosos y descoordinadas cópulas que con los meses se harán hastío. Y concebirán bebés esclavos como mamá y papá. Nacerán en blanco y negro, en una grisentería total.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Ahora que los malos sueños se están haciendo realidad, el estado/dios decreta el control absoluto de las castas parias asalariadas, es tarde no hay tiempo para pactos y sus mentiras de libertades adulteradas con fascismos susurrados con voces episcopales y labios temblorosos que evocan un ávido sexo con carne infantil.

Es hora de que estalle una violencia total planetaria y la destrucción de las propiedades y vidas de los que forman y velan por el poder esclavizador y jalean como putas sifilíticas: ¡Larga vida al estado/dios!

Ellos y su cobarde “mejor lo malo conocido” no pueden seguir respirando, son los siervos idiotas del estado/dios. Los hay que deben desaparecer...


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Que muera quien deba y sobre las ruinas y los cadáveres, para no olvidar, se construya otra cosa distinta a este hedor en el que nacimos cautivos.

Hay infinitas posibilidades mejores sin la existencia de los que hoy nos parasitan la vida aquí y ahora.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

La violencia es una necesidad primordial ante una mayoría votante sodomizada y castrada por el estado/dios que no puede imaginar una vida digna.

Consideran digna la mierda que respiran hoy con glotonería e indolencia.

Lo que debe morir ha de morir.

Se requiere una renovación sangrienta de las líneas genéticas podridas por el estado/dios.

Las especies animales fallidas deben desaparecer de la faz del planeta ya que ni siquiera sirven de alimento a otras especies nobles.


Si no puedes vivir la muerte no es amenaza.

Es una guerra perdida, pero si no puedes vivir, la muerte no es amenaza, es dignidad.

No puedes seguir siendo un excremento fluyendo con los meados del estado/dios por las alcantarillas, bajo mis asqueados pies.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


1 de noviembre de 2025

lp--Un bebé muerto--ic


El feto era especial, precozmente sensible, curioso por la vida que le aguardaba.

Sin embargo, algo no marchó bien, los sonidos que llegaban de ahí fuera eran horribles, hostiles contra lo que su instinto y naturaleza le llevaban a esperar. Y su organismo, cada una de sus células que se multiplicaban para formarlo, estaban expectantes ante cualquier cambio en las condiciones de idoneidad para nacer.

El bebé nació muerto porque le ofendió y temió lo que olió y sintió a través del cordón umbilical y el líquido amniótico que propaga el sonido con terrorífico realismo. Incluso algunos malos sabores que llegaban como una hiel desde la placenta.

“No nacerás” es el mandamiento humano primigenio que los bebés lindos obedecen cuando es hostil la vida.

Incluso dos segundos de vida son tortura y humillación eternas en el degradado mundo de la humanidad, incompatible con la propia naturaleza de la cría que nace.

Tal vez, pobrecitos, los buenos tienen un sistema de autodestrucción para no convertirse en masa amorfa palpitante.

Aquello no estaba bien. La vida es otra cosa diferente a lo que sentía. Se lo decía cada una de sus células que trabajaban afanosamente en su construcción.

Toda señal sensorial del exterior era artificial, incluso algunos nutrientes de la madre.

Hubo un momento en el que el feto sintió una vibración acompañada de un sonido chirriante que se extendía por el útero agitando incluso la placenta, molestándolo.

Asustándolo.

Aquel día, antes de nacer muerto, madre comenzó a agitar la cadera extrañamente, jadeaba y sus pulmones y corazón acelerados lo turbaron creando alarma en su instinto de supervivencia. Y en un momento dado, dejó de respirar y crisparse toda ella mientras el padre le decía: “Te ha gustado, ¿eh mami? ¿Ves como sí que podías?

Y el ruido chirriante y la vibración cesó al fin.

Nunca llegó a poder definir el bebé hoy muerto que madre se había corrido.

El feto se sintió extraño en lugar y tiempo. Llegaban cosas inquietantes a través del vientre reverberando en el limbo-fluido que habitaba.

Hubiera sido muy inteligente, ya tenía una conciencia intuitiva y efectiva del lugar y tiempo en el que nacería.

Prefirió no nacer, su instinto le gritaba que nacería en cautividad en ese mundo, como madre, para toda la vida.

Para toda la puta vida.

Y se imponía la nobleza humana, una dignidad.

Los bebés inteligentes que escuchan o sienten cosas en la oscuridad del vientre no quieren ese vivir.

Son muy pocos los que tempranamente desarrollan esa habilidad sensorial y se niegan a respirar un aire rancio y ante sus ojos un horizonte que provoca ecos demasiado cercanos con olor a cemento, asfalto y excrementos húmedos de las alcantarillas.

Los bebés que se forman con el instinto humano más desarrollado o agudo tienen una conciencia primigenia funcional y su afán de vivir se marchita ante la falta de libertad para desarrollarse dignamente.

Y por todo ello la humanidad se degradada un poco más cada día, por cada no nato.

Su corazón o pulmones no han funcionado o tal vez haya alguna malformación o mutación no detectada. Su cuerpo inerte está entre las manos de una comadrona repentinamente silenciosa.

Hoy, hay dos sangres en el paritorio: la del coño de la madre y la inmóvil del bebé, atronadoramente desoladora.

Malvivir no es vida, sólo una larga agonía.

Mejor no nacer.

Y en los bebés que nacen, pobrecitos míos,  la sabiduría primigenia de especie se ha retrasado y no pueden intuir la indignidad de respirar ahí fuera. Nacen esclavos hasta la muerte.

Es la razón de que en cada nueva generación surjan menos o ningún creador.

Los nacidos, como los que ahora respiramos, servirán de comida para el estado/dios, sus ministros y sacerdotes. Viven triste e indignamente fermentando sus esperanzas y anhelos hasta que la indolencia se apodera de ellos y los lleva a borrar cualquier concepto de libertad y dignidad en su día a día.

El sistema nervioso del bebé advirtió en varios momentos de su corta intra-existencia que algo lo espiaba desde allá fuera arrastrándose por el vientre materno; una presión que deseaba controlar, espiar su intimidad, su vida apenas formada.

Algo que no era madre lo esperaba allá afuera. Y si no era madre, era predador de tacto duro, hostil.

Reptil.

Y los bebés quieren ternura, una piel cálida que los acoja. Es su derecho indiscutible.

Las madres y padres que no desarrollaron en el útero esa sensibilidad ambiental no pueden intuir siquiera lo que su feto o bebé podría temer.

Las sociedades cautivas humanas se han saturado de pobres bebés que no supieron sentir y los humanos de calidad, los autosuficientes, los libres ya no nacen. No hay esperanza para la humanidad, está abocada definitiva e irremediablemente hacia el pensamiento y conducta insectil totales.

Al bebé se le marchitó el ánimo de vida en el vientre de madre y nacer dejó de ser ilusión.

Si no hay alegría de nacer ¿para qué quieres un corazón, pulmones o el cerebro mismo?

Por cada sonido que le llegaba amnióticamente del mundo-prisión exterior se le desanimaba un poco el ritmo del corazón.

Perdía latidos...

Hasta que se detuvo para siempre poco antes de emerger ante el ofensivo olor químico de un hospital. Y sus sonidos plásticos...

La madre sufre la tragedia que no olvidará jamás sumándose a su cautiva existencia; nunca sabrá que su pequeño eligió dignidad a falta de libertad.

Es el momento de blasfemar.

Otra esperanza hecha añicos, una pena que cauteriza toda alegría y esperanza.

Es tiempo de odiar el mundo mal construido que ha asesinado al bebé.

Consuela que no haya nacido para sufrir, para ser humillado.

Con esa precoz habilidad, era lógico que el bebé forzara a las células a detener su trabajo por la implícita tristeza que madre le insuflaba inconscientemente en su sistema neuronal.

Todo bebé raramente inteligente nace muerto al presentir la mierda de vida que le espera.

Su naturaleza e instinto rechazan ese horizonte, aire y materiales adulterados.

La especie humana no tiene salvación, cada generación es física y mentalmente más pobre que la anterior y en esas malas sangres surgen los políticos actuales y las poblaciones que se dejan someter a sus fascismos, mentiras e ignorancias.

Desde que los bebés puros de naturaleza humana nacen muertos, la especie humana camina hacia la extinción.

Los que se forman con el instinto animal humano íntegro no pueden ni deben adaptarse a la cautividad de los asentamientos humanos hacinados o urbanos.

Mejor muerto que la dignidad podrida infectando el alma, si la tuviéramos.

Un bebé muerto, otro más.

Misericordia...


Iconoclasta

21 de octubre de 2025

lp--El mejor estiércol para el fascismo--ic

La doctrina fascista estalinista del narco estado sanchizta español: “La libertad es enfermedad”, fue uno de los pilares fundacionales de la “nueva y normal” narco corrupta república islámica-estalinista sanchizta que instauró en marzo del 2020 el rey y ayatolá hispanocatalán Sánchez I el Arribista, sumo sacerdote masónico de la secta psoe, inventor de la Amnistía Corrupta Española 2024 y cobarde histórico, mediante y gracias al coronavirus.

A partir de aquel momento en el que ejecutó su golpe de estado contra las libertades y derechos de la raza humana española, todo ciudadano era culpable de respirar. Y era perseguido, acosado, extorsionado, sancionado, agredido y encarcelado por policías y militares talibán-sanchiztas que en sus limitadas mentes creían estar salvando a esa horda de españoles aborregados, de sí mismos.

Y hoy día los ejemplares de españoles tipo, al igual que con el franquismo, no se espantan ni les preocupa la destrucción de la libertad, ni las injusticias y sus prevaricaciones, ni la corrupción. Por ello una ruina humana como el ayatolá Sánchez I el Arribista ha tenido todo el tiempo y aplausos necesarios para parasitar las instituciones con sus nalgas.

La raza humana española especialmente seleccionada para ser explotada, humillada y exprimida por cualquier dictador de diestra o siniestra (como el actual ayatolá Sánchez I el Arribista) da larga vida a los cerdos que llegan al poder gracias al: “Mejor el cerdo malo conocido que lo bueno por conocer”, que dio tantos años de vida a Franco y ahora, a pesar de la sonoridad, espectacularidad y publicidad de la corrupción, fascismo, delincuencia y fraude sanchizta, al ayatolá Sánchez I el Arribista; que sigue y seguirá alzado en su farlopera poltrona por esos ejemplares humanos que tanto agradecieron los encarcelamientos, bozales y pinchazos que sólo servían para enfermar y subnormalizar más aún a los “todas y todos” que lamen los huevos sanchiztas cada día y en cada aparición en televisión.

Si con un ser tan anodino, repelente, detestable y sin personalidad como Franco la masa animal española decía con orgullo palurdo: “Como en España no se está mejor en ningún sitio”. Ahora con un palurdo e ignorante homosexual farlopero como el ayatolá Sánchez I el Arribista, la actual masa animal española dice: “Como en España no se está mejor en ningún sitio, excepto posiblemente en Gaza”.  Y ahí tienes a miles de reses humanas españolas llorando por una Gaza que lleva dos años de bombardeo y, ahora de repente, se rasgan como moros las barbas y vestiduras porque el ayatolá Sánchez I el Arribista así lo ha decretado para que sus delitos, corrupciones, dejaciones e incapacidades pasen desapercibidos a los tontitos ojos de “todas y todos”.

Y da resultado.

La raza humana española es el mejor estiércol con el que abonar todo fascismo.

Tiempo atrás había huelgas, incluso cuando Franco subió el precio de los transportes públicos en los sesenta, hubo violencia. La raza española ha degenerado tanto que ahora ni siquiera es capaz de levantar un dedo a su “cerdo malo conocido” por temor a ejercer una libertad que le da miedo porque su cerebro está castrado de todo instinto de libertad. Al actual espécimen español tipo le da mal rollo la palabra “libertad”, le incomoda, le causa sufrimiento fetal, gime pusilánime si no ve al pastor con la vara tras sus cuartos traseros. Su natural estado de cobardía, desidia y servilismo a todo corrupto dictador es lo que le da armonía a su genética desnaturalizada.

Los progenitores del sanchizmo están tan fieramente controlados por la agencia tributaria sanchizta que deben contar el dinero que les dan a los hijos para que pasen una tarde de ocio. Y mamás y papás se sienten bien controlados por su estado/dios. Es pura genética emponzoñada.

La raza humana española tiene denominación de origen protegida de “Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” y es el sueño dorado de todo palurdo con complejo mesiánico que quiera ocupar la poltrona hasta la muerte.

Y por supuesto, es cuestión de empatía: a un animal ignorante le pones delante a un matarife ignorante y queda deslumbrado ante lo muy majo que es, talmente como un conejo en la carretera de noche ante los focos de un coche que lo aplastará.

Al español tipo, en definitiva, le encanta sentirse mortificado por los palos y humillaciones de su dictador, como algunas mujeres aman al macho que las muele a palos.

Es así como son los ciclos políticos españoles, a corrupto dictador muerto, dictador puesto. La España eternamente fascista es un ciclo repetitivo de dictaduras de medio siglo de indignidad, ignorancia y humillación; aunque los animales españoles no sean conscientes de ello a pesar de estar amenazados constantemente con los bizum a sus hijos, como ejemplo más leve.

Cuando una raza humana actúa así, es alimento de otras razas menos amantes de dictadores y corruptos. Y su futuro es negro como una barba musulmana.


 

Iconoclasta